No recicles
Vivimos rodeados de anuncios que nos dicen que tenemos que reciclar, que es muy importante echar los plásticos al contenedor amarillo para que así tengan una segunda vida y el planeta sea un lugar mejor. Lo que nadie dice es que los plásticos son muy difíciles de reciclar y el pequeño porcentaje que sí es reciclado se convierte en un plástico de poca calidad y económicamente poco rentable. Esto tiene como consecuencia que la forma que se tiene de dar salida al plástico que producimos y tan bien separamos sea incinerándolo para, en el mejor de los casos, obtener energía.
Debemos cambiar nuestra manera de pensar: el mejor reciclaje que existe de un residuo es no producirlo. Como todo es más fácil decirlo que hacerlo, una simple visita a cualquier supermercado puede convertirse en un calvario para una persona que quiera romper con el plástico.
Simplemente en la sección de frutas y verduras nos encontramos con productos envueltos en plásticos absurdos. Nosotros hemos hecho la prueba, y nos encontrado alimentos como plátanos, cítricos y manzanas que cuentan con su propio envoltorio: su piel, sepultados en plástico. Aquí tenéis cuatro ejemplos: